El momento de ir a tu gestoría o sentarte ante tu ordenador y sacar el borrador. El momento en que te tapas los ojos para saber si te sale a devolver... o a pagar. El momento en el que te alegras, lloras o te resignas. El momento en el que te apetecería gritar "¿Por qué yo? Pero si no he ganado nada este año"...
Contribuir es un deber y los órganos de Gestión e Inspección Tributaria van a estar para recordárnoslo siempre, hoy y 4 años atrás.
Así que, señores, ármense de valor.
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